El año en que nació Octodad es 2010. Nació como un desarrollo por parte de un grupo de debutantes, que entonces aún eran estudiantes. Presentaron su idea en uno de los festivales independientes. Entonces el juego ganó admiradores: al principio no eran muchos, pero aun así nos permitió llevar a cabo una campaña muy exitosa en Kickstarter para la escala del proyecto. Los 24.000 dólares recaudados fueron apenas unos céntimos comparados con los proyectos de los juegos TOP. Pero en este caso permitió a los desarrolladores crear una secuela, cuya demo se mostró en la presentación de Sony durante el E3.
La secuela ya ha alcanzado un nuevo nivel, al haber pasado de la categoría de desarrolladores amateurs a la de proyectos de juegos comerciales serios. De hecho, al principio los expertos llegaron a dudar de cuánto disfrutarían los usuarios de Octodad: Dadliest Catch. Sin embargo, el éxito del juego superó todas las expectativas.
Cómo vencer… al gamepad
A partir de las demos queda más que claro que a los jugadores les espera un juego muy complicado. Para hacer que el personaje realice algunas acciones, incluso las más sencillas como caminar, saltar, ponerse una corbata o mantener la postura, hay que esforzarse mucho y mostrar una habilidad considerable. El sistema de control del juego con poco que competir con su complejidad.
Por esta razón, los expertos lo llaman tanto el lado más fuerte del juego, como el más débil. El jugador sólo puede manipular una de las tres extremidades del personaje a la vez: el «brazo» o una de las dos «piernas». Aunque el control del «brazo» es relativamente sencillo, conseguir que el personaje se mueva en el espacio es bastante complicado. Camina con la ayuda del ratón: la altura del movimiento de las piernas depende del tiempo de mantenimiento del botón correspondiente.
Es mucho más fácil pasar la Octodad si hay dos jugadores. En este modo puedes controlar cuatro tentáculos del personaje, es decir, dos «brazos» que se añaden a las piernas. Las opciones de control se distribuyen a los jugadores en orden aleatorio. Por lo tanto, al principio, tendrá que dedicar algo de tiempo a establecer la interacción.
Y con la ayuda de estas complicadas opciones, hay misiones llenas de tareas de filigrana que realizar. Sobre todo en presencia de los humanos, el Pulpo hace todo lo posible por conspirar. Porque en ningún caso se debe romper nada. Cualquier daño al artículo en la ubicación del juego – es un puntos de penalización, un cierto número de los cuales se considera una pérdida. Los entendidos señalan que sí se producen fallos, pero rara vez sucede más de una vez.
Sin embargo, las tareas no son fáciles. En un nivel, el personaje debe maniobrar entre frágiles columnas, en otro, recoger un objeto de la esquina más lejana de la estantería. Cada episodio del juego es un verdadero reto para los jugadores, pero superan estas pruebas con gusto, porque el proceso va acompañado de un montón de situaciones divertidas.
Octodad: Baile, Baloncesto y Cthulhu
Las tareas a realizar durante el juego van desde las más sencillas, como el mantenimiento de un césped o un jardín, hasta las más complicadas, como jugar al baloncesto, bailar sobre una pista brillante, superar un parque infantil que es una seria carrera de obstáculos, etc.
La jugabilidad está diseñada de tal manera que no te aburrirás ni un minuto. Sobre todo porque el juego no está diseñado para pasar mucho tiempo en su paso. En total, es poco probable que se tarde más de cuatro horas.
Mientras juegan, se recomienda a los jugadores que no ignoren Steam Workshop. Allí se pueden encontrar muchas misiones adicionales interesantes.
El escenario del juego está por encima de los elogios, no sólo en cuanto a mantener constantemente el interés en el proceso, sino también en cuanto a ingenio. Los desarrolladores juegan divertidamente con los sellos de la cultura de masas y las narrativas. Cthulhu, por ejemplo, puede verse en el diseño de las vidrieras de la iglesia.
El concepto poco convencional del juego y su ingenioso guión son los verdaderos méritos del juego, por el que los aficionados están dispuestos a soportar incluso un sistema de control colosalmente incómodo.